miércoles, 27 de julio de 2011

Alegato a favor de la fachada norte

La fachada norte ha sido siempre demonizada en los ámbitos bioclimáticos; debían minimizarse o, incluso, eliminarse los huecos de las fachadas con esa orientación.
El motivo de esta valoración tan extrema y negativa posiblemente sea doble. Por un lado, el hecho evidente de que quienes han desarrollado todas esas teorías han sido investigadores de países fríos. El hueco acristalada siempre se encuentra en equilibrio entre la energía que pudiera captar y la que pierde; en el hemisferio septentrional, el hueco a norte nunca capta energía, solamente pierde, por lo que su balance es claramente negativo.
El segundo motivo es posiblemente tecnológico. Los huecos tradicionalmente han sido puntos térmicamente débiles, mal resueltos debido a los materiales constructivos disponibles: vidrios malos y carpinterías malas, por lo que, si no captaban energía debían reducirse a la mínima expresión funcional.
Sin embargo, esta visón debe cambiar si lo vemos desde la óptica del clima cálido, como es el español de latitudes medias, y desde la evolución tecnológica de los materiales constructivos.  En un clima caluroso hay que diferenciar las necesidades el verano de las del invierno. Si bien en invierno a través de este hueco no se capta nada de energía solar, en verano, las habitaciones con huecos a norte son las más confortables y frescas del edificio al no recibir tampoco casi nada de calor. En un clima frío del norte, esto no se consideraría un valor positivo al tener unos veranos moderados en los que la orientación de los huecos no es determinante.
Por tanto, ya que no capta energía en ningún momento del año, de lo que se trata es de que no pierda tampoco mucho en invierno. Esto nos lleva a la segunda trasformación, la tecnológica. Hoy en día disponemos de huecos acristalados, vidrios y carpinterías, con un valor de transmitancia térmica que, en algunos casos, es menor de lo que lo era en los paños opacos hace poco tiempo. Es decir, no hay ningún problema por hacer grandes huecos a norte si los resolvemos con calidad tecnológica: una o dos cámaras, gas en su interior y tratamientos bajo emisivos en sus lunas, pudiendo llegar a valores menores de 0,8 W/m·K.
Pero hay más valores en los huecos orientados a norte. En todos los casos, la luz; la luz desde la fachada norte es difusa, la ideal para cualquier tarea visual. El segundo, para los climas cálidos; en estos climas la ventilación es imprescindible para reducir la demanda de refrigeración o para alcanzar el bienestar en verano. La ventilación perfecta es la que se establece desde la fachada más fresca hacia la más cálida; es decir, de norte a sur. Por tanto en este caso los huecos cumplirán una función de ventilación notable.
Los auténticos malos huecos en nuestro clima son los orientados a oeste, donde no se producen captaciones en invierno y es enormemente difícil protegerlos en verano sin alterar otras funcionalidades del hueco, como la luz, la visión o la ventilación.
Por tanto, hay que olvidarse del estereotipo del hueco a norte y valorarlo como un posible valor positivo en nuestros climas cálidos.

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