sábado, 15 de septiembre de 2012

SICILIA NO SOSTENIBLE


En mi estancia en Sicilia he buscado, como hago siempre en los viajes, construcciones, sobre todo tradicionales, con rasgos bioclimáticos propios del clima o de los materiales del lugar, de los que pueda aprender. En este caso no he encontrado nada más allá de grandes muros de piedra o alguna clásica protección solar.



Sicilia tiene un paisaje mediterráneo hermoso, como del que disfrutamos en muchas partes de España. Sin embargo, lo más atractivo de Sicilia hay que buscarlo en sus monumentos históricos. La arquitectura griega dórica de la Magna Grecia, en mi opinión, es la más interesante que se puede observar de este estilo en cualquier parte del mundo, incluida la propia Grecia. Los templos de Segesta y Selinunte mantienen su estructura perimetral completa con una rotunda columnata. Son una maravilla de la que se disfruta a pesar de las altas temperaturas que padecí visitándolos.




Templos de Segesta y Selinunte. Una medida de la temperatura que había durante mi visita.


Los teatros de Siracusa, Selinunte o Taormina, son otro ejemplo de ello. A mí personalmente, aunque me gustó más el de Selinunte, me interesó especialmente el de Taormina porque en él se pueden ver el efecto Venturi en los vomitorios que dan a la bahía, generando en puntos altos una zona espléndidamente ventilada.



El teatro de Selinunte y medidas de la velocidad el aire en el de Taormina.
Igualmente magníficos son los ejemplos de arquitectura normanda y bizantina, entre los que destacan los interiores de la catedral de Monreale o de la capilla Palatina del Palacio de los Normandos, hoy sede del parlamento, en Palermo. La catedral de Monreale, promovida por Guillermo II, está a las afueras de Palermo sobre una antigua finca de caza de los reyes normandos y su decoración de mosaicos bizantina es espectacular.




  Interiores bizantinos de Monreale y de la Capilla Palatina


Otro ejemplo de arquitectura clásica que hay que visitar es la villa tardorromana del Casale, que es una muestra perfectamente conservada de una gran mansión de los siglos III y IV. En esas casas romanas probablemente esté uno de los caminos que ha llevado a la arquitectura bioclimática actual, estructurada y pensada inteligentemente. Su peristilo permite ventilar todas las dependencias, y el impluvium que en él se encuentra permite rebajar la temperatura del aire sumamente caluroso del interior de la isla para utilizarlo en la ventilación.  Los muros gruesos de tierra y piedra mantienen estable la temperatura en verano, mientras que en invierno la calefacción se difunde desde el suelo gracias al hipocausto, antecedente de nuestros suelos radiantes, de la forma más eficaz y saludable, y con un consumo razonable de combustible.




Los hornos de la villa del Casale, situados en el exterior de la casa, y el hipocausto


La calidad de los monumentos en Sicilia es indudable, pero el medio ambiente y el entorno natural están descuidados. Pude ver los resultados de los muchos incendios que deben padecer por toda la isla de forma habitual, incluso vi incendios cerca de la carretera provocados por las colillas tiradas descuidadamente por las ventanillas de los coches, algo que también puede presenciar en muchas ocasiones. Pero no sólo es descuido, también es falta de efectividad en el uso de los recursos en la extinción. En un artículo de El País del 19.08.12, Sicilia, región en quiebra, se señala que en Sicilia hay 26 000 guardas forestales, más de lo que hay en el resto de Italia, y que, sin embargo, cada verano es la región con más incendios; se han creado muchos empleos pero poco servicios.
Las basuras tampoco parece que sean un tema que cuiden especialmente en Sicilia. La gestión de las basuras ya sabemos que debe ser una de nuestras grandes preocupaciones medioambientales, pero si no hay cultura del reciclado y las autoridades ven más un negocio o una baza política que una necesidad social, el problema se acrecienta. La gestión "técnica" de los residuos en Palermo deja a diario en las aceras auténticas montañas de bolsas de basura que impiden incluso la circulación en las aceras o el acceso a las paradas de autobús. 


Basuras en Palermo





A pesar de contar con un clima mediterráneo con alta radicación solar, tampoco se ven colectores solares térmicos en ningún edificio. Sabemos que esas medidas deben incentivarse económicamente para paliar los gastos iniciales o las incomodidades que provocan las instalaciones, pero parece que el dinero se dirige a pagar al amplísimo plantel de altos cargos; en Sicilia hay 1 800 altos cargos, tantos como en todo el Reino Unido, y el gobierno regional emplea a 100 000 personas, una por cada 50 sicilianos, que pueden jubilarse con el 108% de su sueldo a los 25 años de servicios (El País, 19.08.12).

Se ven algunas huertas fotovoltaicas por la carretera, que hace pensar en el negocio más que en el aprovechamiento. También se ven pequeños parques eólicos con un número de molinos muy reducido. Sobre algunas plantaciones se ven ventiladores en forma de molinos. Teniendo en cuanta el riego de helada en invierno, es normal el uso de calentadores móviles. La función de estos ventiladores es mover el aire caliente, distribuirlo entre todos los árboles y evitan que se hielen los frutos y que con ello se pierda la cosecha.

Ventiladores para mover el aire sobre las plantaciones
Un lugar donde se mantienen técnicas tradicionales de aprovechamiento de los recursos naturales con energías renovables es en las salinas que se extienden de Trapani a Marsala. Allí sigue habiendo molinos de viento de velas, tipo cretense, para bombear el salitre de unas bancadas a otras y para moler la sal obtenida. Son grandes extensiones de agua marina organizadas en cuarteles a diferentes niveles, que muestran lo que fue esa gran explotación en el pasado. Una vez recogida la sal, los montículos se cubren con tejas para evitar que se moje si llueve. Aún se mantiene un aprovechamiento artesanal hoy en día y un pequeño negocio de sal a precio de oro.
 
 
 
Imagen de las salinasde Trápani y de los molinos que se emplean en su explotación
Otra gran despreocupación es el tráfico, los desplazamientos y todo lo que ello conlleva. No se ha dado carácter prioritario al estudio de la movilidad en las grandes ciudades, ni en las redes que las conectan. En el artículo al que estoy haciendo referencia, hay una frase del concejal regional de Obras Públicas: “tenemos un número infinito de empleados pero seguimos utilizando la red viaria de los Borbones”. El tráfico en Catania, pero sobre todo en Palermo, es caótico en el sentido más mitológico el término. No se trata de ciudades con calles estrechas, lo que siempre supondría una dificultad a la circulación y al desplazamiento de las personas, sino de la falta de estructuración y racionalización de la circulación, con vías que cambian permanentemente de sentido y que obligan a desplazarte de izquierda a derecha, de norte a sur, continuamente, generando un flujo de vehículos endemoniado donde no predomina la educación vial sino la ley del más fuerte. No se contemplan aparcamientos disuasorios, zonas peatonales o vías reservadas para una red pública; es un sálvese quien pueda.
A pesar de esos grandes descuidos, el medio natural y su riqueza son potentes en la isla. La presenciad el Etna nos recuerda el poder de la naturaleza. La sensación de estar a 3 000 m de altura junto a las activas bocas del volcán, sentir bajo los pies la fértil ceniza volcánica y el drenante picón, y ver el hielo que se oculta entre la lava, es única. Ver como las plantas espontáneas se abren paso entre la lava solidificada, hace pensar en las posibilidades altísimas que tendrían estos recursos aportados por el volcán sobre las cubiertas planas de las edificaciones, para recuperar la naturaleza en forma de superficies vegetales, lo que llevaría a asegurar la biodiversidad del entorno y estabilizar el clima. La fuerza del volcán debería ser un referente energético para todos los sicilianos.

 
 
Imágenes del Etna
La inercia de los gruesos muros la pude apreciar en entornos subterráneos, como las galerías que recorren el subsuelo de Siracusa. Por ellas se movía la población durante la guerra y más que probablemente se usaban para el contrabando, ya que una de sus salidas da directamente al mar. Allí abajo medí 20 ºC frente a los más de 30 ºC del exterior, a pesar de no estar enterrado más allá de 5 ó 6 metros. También lo medí dentro de la Oreja de Dioniso, la cueva formada por las extracciones de la piedra necesaria para la construcción del teatro de Siracusa, que aunque no es una cueva estrictamente, en cuanto que te alejas de la boca notas una bajada notable de las temperaturas, tanto del aire como de la paredes.




Las cuevas de Siracusa y la la oreja de Dioniso 



Junto con la inercia, en la arquitectura tradicional indefinida de la isla, las protecciones solares son frecuentes. El uso clásico de una persiana volcada sobre la barandilla del balcón para sombrear la puerta cristalera al tiempo que se permite la ventilación, aquí tiene el aspecto de cortinaje rayado, con argollas y pasadores, como si del interior de la habitación se tratara. Donde lo vi con mayor profusión fue en Cefalú, aunque en otros pueblos de la isla también se dejaba ver.


Protecciones solares clásicas en Cefalú



En resumen, creo que la política puede a la sostenibilidad en Sicilia, y tanto en el uso o despilfarro de recursos, como se quiera ver, como en las prioridades, la sostenibilidad no parece importante.


En este momento lo que me ofrece Sicilia es cultura e historia, sus monumentos son numerosos y de gran calidad, pero no me ha resultado cómoda. He comido bien, sin necesidad de recurrir a la pasta o la pizza, y el trato con la gente ha sido magnífico, pero no he encontrado ese punto de química con el lugar. Creo haber visto y disfrutado de mucho de lo interesante que tiene, pero también sé que, aunque me faltarían otras muchas cosas por visitar, en el mundo hay muchas puertas que me están llamando llenos de los guiños bioclimáticos que estoy buscando. La vida es demasiado corta y no creo que vuelva a Sicilia; espero guardar en mi dolorida retina las imágenes más memorables: el Etna, el paisaje, las costas, los monumentos.